MITOS Y LEYENDAS
Leyenda de Manco Capac y Mama Ocllo
La leyenda de Manco Capac y Mama Ocllo o llamada La leyenda del Lago Titica, fue dada a conocer por el cronista Inca Garcilaso de la Vega (1539 - 1616) Debemos saber que la familia materna de Inca Garcilaso de la Vega pertenecía a la nobleza incaica fue la que le proporciono toda la información de primera mano sobre los orígenes de la Cultura Inca.
En las regiones cercanas al Lago Titicaca los hombres vivían como animales salvajes, ya que no tenían religión, política ni una organización. Estos habitantes desconocían la agricultura, por ello no poseían técnicas de textilería, andaban desnudos, tenían como hogares a las cavernas y se alimentaban de la caza y recolección de alimentos.
El Dios Inti vio la realidad y envió a su hijo Ayar Manco junto a su hermana Mama Ocllo para civilizar a toda esa gente bárbara así fundar un imperio para honrar al Dios Inti Ayar Manco se dedico a enseñarles a los hombres normas de convivencia en sociedad y a adorar al dios Inti. En cambio, Mama Ocllo les enseño a las mujeres técnicas de textilería y labores domesticas.
Ayar Manco, llamado también Manco Capac, antes tuvo que fundar una ciudad, la cual seria el centro del mundo. Su padre, el dios Inti, le proporciono una vara de oro para que buscara la tierra prometida. Les recomendó viajar hacia el norte del lago Titicaca y hundir el bastón de oro en las tierras por donde pasaran hasta encontrar el lugar en donde este se hunda la vara con facilidad y allí fundar la ciudad del Cusco en donde dirigían su imperio.
Al llegar a una región norteña del Lago Titicaca, fueron vistos por los lugareños quienes los confundieron con dioses debido al brillo de sus vestimentas y joyas. Pasaban los días y Manco Capac no hallaba la tierra en donde el bastón se hundiese con facilidad.
Pero un día al llegar a un valle majestuoso acordonado por bellas montañas la vara de oro se enterró en el suelo ante el asombro de Manco Capac y Mama Ocllo. Es así como supieron que ese lugar debería convertirse en la capital del Imperio de los Incas y ombligo del mundo.
Manco Capac prontamente emprendió la tarea civilizadora en el valle del Cusco. Enseño a los hombres la agricultura, la pesca, la construcción de viviendas, las ciencias, la religión, etc. Mama Ocllo tuvo la tarea de capacitar a las mujeres en labores domesticas y de tejido para crear vestimentas que los cubran de su desnudez. Manco Capac junto a Mama Ocllo fueron los fundadores del imperio que luego harían grande sus descendientes.
Los Hermanos Ayar
Sobre la montaña Pacaritambo (doce leguas al noroeste de Cuzco)
aparecieron los hermanos Ayar, después del gran diluvio que había desvastado
todo.
De la montaña llamada "Tampu Tocco" partieron cuatro hombres y cuatro
mujeres jóvenes, hermanas y esposas de ellos a la vez.
Eran Ayar Manco y su mujer Mama Ocllo; Ayar Cachi y Mama Cora; Ayar Uchu y Mama
Rahua y finalmente, Ayar Auca y su esposa Mama Huaco.
Viendo el estado de las tierras y la pobreza de la gente, los cuatro hombres
decidieron buscar un lugar más fértil y próspero para instalarse. Llevaron con
ellos a los miembros de diez Ayllus (organización inca que agrupaba diez
familias) y se dirigieron hacia el sudeste.
Pero un primer altercado se produjo entre Ayar Cachi, un hombre fuerte y
valiente, y los demás. Sus hermanos lo celaban y quisieron matarlo. Con ese
plan, le ordenaron volver a las cavernas de Pacarina (se llama así, en quechua,
al lugar de los orígenes) a buscar semillas y agua.
Ayar Cachi entró en la caverna de Capac Tocco (ventana principal de la montaña
"Tampu Tocco") y el sirviente que lo acompañaba cerró con una gran
piedra la puerta de entrada... Ayar Cachi jamás pudo salir de allí.
Los siete hermanos y hermanas restantes, seguidos de los ayllus, prosiguieron
su camino y llegaron al monte Huanacauri, donde descubrieron un gran ídolo de
piedra con el mismo nombre. Llenos de respeto y de temor frente a este ídolo,
entraron al lugar donde se lo adoraba.
Ayar Uchu saltó sobre la espalda de la estatua y quedó enseguida petrificado,
haciendo parte en delante de la escultura.
Aconsejó a sus hermanos de seguir el viaje y les pidió que se celebre en su
memoria la ceremonia del Huarachico, o "iniciación de los jóvenes".
En el curso del viaje Ayar Auca fue también convertido en estatua de piedra, en
la Pampa del Sol. Ayar Manco, acompañado por sus cuatro hermanas, llegó a Cuzco
donde encontró buenas tierras; su bastón se hundió con facilidad pero no pudo
retirarlo sin esfuerzos, lo cual era una buena señal. Entusiasmados conr el
lugar decidieron quedarse allí.
Ayar Manco fundó entonces una ciudad, en nombre del creador Viracocha y en
nombre del Sol. Esta ciudad fue Cuzco (ombligo, en quechua), la capital del
Tahuantinsuyo (imperio de las cuatro provincias).
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